Sin poseer el poder económico que tienen la capital Quito, el populoso Guayaquil o la Cuenca colonial, Riobomba es una ciudad muy especial, uno de esos lugares auténticos que escapa del radar de la mayoría de los turistas occidentales.

No es de extrañar que uno de sus sobrenombres sea “Sultana de los Andes”, pues ubicada en el corazón de Ecuador, en la mismísima cordillera de los Andes, está rodeada por los volcanes nevados Chimborazo, Carihuayrazo, Tungurahua, El Altar y Cubilines.

Como en otros muchos lugares de Ecuador, se aprecia una gran mezcla entre el modo de vida tradicional y un estilo de vida más “moderno”. A pocos pasos de distancia, se puede encontrar una hamburguesería de una conocida marca estadounidense como un mercado indígena tradicional. El entorno abrupto en el que se ubica ha permitido en gran medida, la posibilidad de mantener un carácter y estilo de vida previos a la conquista española.

La ciudad de todos modos, no solo es interesante debido a su entorno y autenticidad, sino porque en ella se han escrito algunas de la páginas más importantes de la historia del país.

El 1534 será el año de nacimiento del actual Riobamba. En ese mismo año, en la comarca de Liribamba, donde una vez fuera la capital del reino Puruhaes, el capitán español Diego de Almagro fundará Santiago de Quito.

Un siglo más tarde, el rey Felipe IV de España lo denominara “Ciudad Muy Noble y Muy Leal”, reconociéndole su escudo y la ciudad empezará a coger fuerza. Las comunidades religiosas más importantes se ubicarán en la ciudad, construyendo grandes Iglesias y destacándose una sociedad de “alto nivel intelectual”. Así, será una ciudad que dará muchos científicos, artistas, poetas, historiadores o misioneros.

El gran terremoto acontecido en el 1797 destruirá por complete la ciudad, obligando su reubicación.

25 años más tarde, sucederá un episodio que quedará escrito en todos los libros de historia, o al menos en los libros sobre la independencia de América Látina; la conocida Batalla de Riobamba (1822). El bien conocido Mariscal Antonio José de Sucre gritará la famosa frase “desde esta loma, a Quito…” desde el punto más alto de la ciudad, una vez los nacionalistas hayan vencido la batalla contra los realistas. Es aquí donde se planificará la independencia de la provincial de Pichincha (donde se encuentra la capital actual Quito), y ese mismo año se conseguirá liberarla.

Dentro de los muchos sobrenombres que recibe, caben destacar “cuna de la nacionalidad” por su historia, “tierra de los Puruhaés” por su origen, “corazón de la patria” debido a su ubicación, “ciudad bonita” por su valor patrimonial, y como no, “La sultana de los Andes” por el espectacular paisaje que lo rodea. De veras, una ciudad muy especial.