Otavalo

(Provincia de Imbabura, Ecuador, 2023)

Cada sabado, Otavalo se convierte en el mayor mercado indígena de toda Sudamérica

El día despertó alegre, con un sol radiante, feliz. Feliz y ruidoso, abarrotado, quizás demasiado. Con un café en la mano abro la puerta del balcón y hay gente caminando sin parar de un lado a otro. Los furgones y camionetas descargan todo tipo de mercancías en sacos marrones que ocupan toda la calle. Ropa, comida, artesanía,… algunos ya tienen de pie sus casetas y han empezado a comerciar, otros en cambio siguen con sus labores de montaje. Hay mucha gente, imprescindible regatear si se desea comprar algo.

Es sábado y sábado significa día de mercado en Otavalo. Día grande para la ciudad. No exclusivamente para la ciudad, también para muchas familias que habitan la comarca que rodea la misma. Es hora de vender todo lo trabajado durante la semana, sea artesanía, ropa, fruta o verduras. Hay comerciantes de otras provincias, incluso algún joyero extranjero nómada.

No es de extrañar, pues no se trata de cualquier mercado, sino el mayor mercado indígena que se puede encontrar en toda Sudamérica. Tomando como punto central la conocida Plaza de los Ponchos, los puestos de venta se esparcen en las 4 direcciones a lo largo de varias calles.

A escasos 90 kilómetros de la capital Quito, no más de 2 horas en coche, se ubica esta provincia de ascendencia kichwa que se agarra con determinación a su manera de vivir tradicional. Una comarca que de alguna manera ha conseguido poner freno a la globalización, o que no ha tenido más remedio a ello debido a la falta de apoyo por parte de las instituciones. Existen por supuesto síntomas evidentes de que la globalización también ha llegado aquí. Se pueden encontrar restaurantes europeos, electrónica o ropa “moderna” en cualquier esquina pero sin menospreciar las ventajas que ofrece, existe un pueblo con una fuerte idea de seguir viviendo en armonía con sus costumbres, idioma y tradiciones. El eje de la economía siguen siendo a día de hoy la agricultura y la artesanía tradicional. Paseando relajadamente por sus calles, uno puede sentir de manera notoria el choque entre 2 mundos, sea degustando su cocina, observando su vestimenta, escuchando su idioma o simplemente reparando en el carácter particular de la gente que lo habita.

Debido a la riqueza cultural e histórica que conserva, es conocido como la capital intercultural de Ecuador, así como origen del pueblo kichwa de los Otavalos. No es casualidad que reciba este sobrenombre, pues se aprecia una tierra de gran espíritu si uno se molesta en interesarse por su historia.

Eran Quillancigas y Pastos, los pueblos que dominaban la tierra que se levanta entre los ríos Chota y Guayallamba, antes que llegaran los incas. A finales del siglo XV, los pueblos que hoy conforman el estado de Ecuador tuvieron que hacer frente a un imperio poderoso que entró con fuerza desde el sur. Esta comarca, especialmente en Caranqui y Cayembe, fue la que presenció los enfrentamientos más duros de aquella resistencia que duró 17 años. En la laguna Yahurcocha por ejemplo (lago de la sangre), 30000 soldados Caranquis fueron asesinados por los incas bajo el mandato del poderoso emperador Huayna Capac.

Esta ocupación sin embargo, desgraciadamente para los incas, no fue muy prolongada, pues a pocos años de culminar la conquista llegaron los españoles. A pesar del corto dominio inca, la influencia sobre los habitantes de la comarca fue enorme. Adoptaron entre otras costumbres, el idioma invasor como su propio idioma.

La llegada de los españoles transformó Sudamérica de manera drástica y esta provincia no fue una excepción. Así, a día de hoy, y aunque poco a poco van obteniendo los derechos que les deberían ser innegables, los pueblos indígenas siguen siendo en muchas situaciones ciudadanos de segunda. En muchas zonas rurales de Ecuador, la extrema pobreza sigue presente, pues la ayuda del estado no es suficiente, lugares que están en gran medida habitados por pueblos nativos.

Hay un mural en Otavalo que grita “a mí nadie me gobierna sentado”. Aunque hayan pasado ya más de 500 años desde la conquista, aún hoy, en Otavalo y alrededores siguen luchando por sus derechos y su forma de vida tradicionales.

El uso de vestimenta tradicional es común en el día a día

La comarca entera sigue viva

Cuicocha, uno de los lagos más bellos que conforman la comarca